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miércoles, 28 de noviembre de 2018

El devenir, la generación y la corrupción según la antigua física griega.

Comentario de textos sobre la naturaleza según los físicos presocráticos. 
Seminario La Filosofía como Escuela de Vida. (UP3C)

Seminario de filosofía (texto para hoy).





PRESENTACIÓN DE LOS PROBLEMAS SEGÚN ARISTÓTELES.
El devenir y el ser: el concepto de la naturaleza (principio primordial y sustancia universal) .— La mayoría de los primeros filósofos, pensaron que los principios de todas las cosas se encuentran en la materia. De ahí se engendran primeramente y ahí se disuelven, quedando permanente la materia en el cambiar de sus modalidades.
Nada nace ni nada perece, porque subsiste siempre la naturaleza. . . Pues es necesario que exista siempre una naturaleza semejante de la cual se engendran las otras cosas, conservándose ella misma.
El concepto de naturaleza (physis) es, en el origen, el del principio generador de las cosas, en el cual se unifica después la multiplicidad de éstas. (Cfr. PLATÓN, Leyes, 982, c. 2: "Por naturaleza quieren significar el principio generador de las cosas primordiales".
ARISTÓTELES, Física, Π, 1: "Por lo cual algunos dicen que es el fuego, otros que es el agua, otros la tierra, otros el aire, otros que algunos de éstos, y otros, después, que todos éstos son la naturaleza de los seres". 
El problema de la relación entre el ser y el devenir corresponde a una triple exigencia: encontrar lo que engendra todas las cosas, lo que permanece en las variaciones y lo que unifica la multiplicidad. 
Los primeros naturalistas, como Anaximandro, identifican explícitamente con este principio divino, la naturaleza (physis), principio de todas las cosas. Ellos la conciben bajo la forma de realidad corpórea, pero no de materia inerte, como quisiera hacer parecer Aristóteles, en el pasaje que insertamos en el número siguiente. La naturaleza de los presocráticos es viva natura naturans y no materia muerta].
Las causas de la sustancia.  
Pero, procediendo de esta manera, la realidad misma les trazó el camino y los obligó a realizar ulteriores investigaciones: ya sea que toda corrupción y toda generación derive de un único principio o de muchos, ¿por qué sucede esto y cuál es la causa? En efecto, no es el mismo substrato, seguramente, el que opera la propia transmutación, como por ejemplo, el leño y el bronce, no son, cada uno de ellos, la causa de las propias transformaciones, ni tampoco hacen, el uno el lecho y el otro la estatua; otra cosa es la causa del cambio. Ahora bien, buscar esta causa es buscar un segundo principio: aquél, como decimos nosotros, del cual proviene el principio del movimiento (ARISTÓTELES, Metafísica, I, 3).
Los primeros filósofos (desde Tales) consideraron esa causa como intrínseca a la materia y no distinta de ella. Tienen una concepción de materia animada y viviente que, también por ello, es llamada principio divino -natura naturans.
La causa final: la inteligencia.
Pero, establecidos estos principios, que se mostraban insuficientes para resolver el problema de la generación de la naturaleza de los entes, los filósofos posteriores, constreñidos por la verdad misma, como hemos dicho, se dieron nuevamente a la tarea de investigar el principio ulterior. Pues, los entes están, en parte, y en parte llegan a venir dispuestos en buena y bella ordenación, y ni el fuego ni la tierra ni ningún otro de tales elementos puede ser ni podía parecerles, probablemente, la causa, ni tampoco era posible confiar convenientemente en el azar o la fortuna. Así, quien dijo que también en la naturaleza hay una inteligencia, como en los animales, que es la causa de la ordenación y de la distribución, pareció un hombre despierto y de buen sentido en comparación con las divagaciones de los predecesores. (ARISTÓTELES, Metafísica, I, 4).

lunes, 26 de noviembre de 2018

Sentido y fundamento.

Brevísimo fragmento de la sesión anterior del seminario. 
Los interesados en ver el video completo pueden consultar la grabación de la semana pasada.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Ser y pensar (Parménides de Elea)

Sesión del seminario la Filosofía como Escuela de Vida. 
Universidad Popular (Tres Cantos, España).

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Parménides (textos para comentar en nuestro seminario).


PARMÉNIDES DE ELEA.
Lo situamos en 500 a. C.; escribió un poema sobre la naturaleza (Perí physeos), del cual solo nos han llegado escasos fragmentos.
1.    Rechazo del conocimiento sensible (contradicción del ser y no-ser); único criterio: la razón.
Yo te alejo (…) de aquello (el camino de investigación) sobre lo que yerran los mortales de dos cabezas, que nada saben, pues la insensatez dirige en sus pechos el vacilante pensamiento. Y se agitan aquí y allá, mudos y ciegos, tontos; muchedumbre de insensatos, para quienes el ser y el no-ser les parecen lo mismo y no lo mismo, y el camino de todas las cosas se halla en direcciones opuestas (fr. 6; versos 4-9).
[De dos cabezas son denominados los hombres que se confían al testimonio de los sentidos, por cuanto en la multiplicidad y variabilidad del devenir se entrecruzan el ser y el no-ser y dos caminos en dirección opuesta: nacimiento y muerte. Con razón se ha creído encontrar aquí una polémica contra HERÁCLITO, lo que no excluye que esté dirigida también contra el devenir cíclico de los primeros jónicos y de los pitagóricos, pues estos últimos concebían el ser como resultante de opuestos, unidos por la armonía].
Pero tú, aleja tu pensamiento de esta vía de investigación y que no te empujen en ella el hábito empírico de dejar dominar el ojo desprovisto de un fin, y el oído rumoreante y la lengua. Pero juzga con la razón, la prueba tan discutida, afirmada por mí (fr. I, 33-37).
2.    Las dos vías: o el ser o el no-ser.
Vamos, yo te diré — y escuchando el discurso consérvalo en ti — las dos únicas vías de investigación que se pueden concebir. La una, que (el ser) es y no puede no ser: ésta es la vía de la Persuasión, porque se halla acompañada de la verdad; la otra, que no es y que es necesario que no sea: y éste, te digo, es un sendero en el que nadie aprenderá nada (fr. 4, 1-6).
3.    Lo verdadero y lo falso:
Pues tú no podrás conocer el no-ser — lo cual no es posible — ni podrías expresarlo (fr. 4, 7-8). Es menester decir y pensar que el ser es, pues es posible que él sea, pero la nada no es posible: esto es lo que te ruego que consideres. Pues yo te alejo de esta primera vía de investigación (fr. 6, 1-3). La misma cosa es el pensar y la existencia (de lo pensado) (fr. 5).
La misma cosa es el pensar y pensar que es (el objeto del pensamiento)  porque sin el ser, en lo que está expresado, no podrías encontrar el pensamiento (fr. 8, 34-36).
PLOTINO atribuye a Parménides la tesis de la identidad del ser y del pensar, y, siguiendo esta dirección, intérpretes modernos han llegado a hablar de anticipación de Descartes o Kant.
4.    El ser es.
Un solo camino le queda al discurso: que (el ser) es (fr. 8, 1-2).
5.    Atributos del ser.
En esto hay muchos indicios de que el ser es inengendrado e indestructible, todo completo, único en su especie e inmóvil y sin término (fr. 8, 2-4).
6.    La eternidad inmutable: carácter contradictorio e inconcebible del devenir.
Nunca ha sido ni será, pues es ahora todo en conjunto, uno y continuo. En efecto, ¿qué origen buscarías para él? ¿Cómo y de dónde habría crecido? No te dejaré decir ni pensar que provenga del no-ser, pues no es posible decir ni pensar que (el ser) no sea. Y si viniese del no-ser, ¿qué necesidad lo habría forzado a nacer antes o después? Así, pues, es menester que sea del todo o que no sea en absoluto. Ni tampoco la fuerza de la verdad permitiría a cualquier cosa que fuese nacer del no-ser o junto a él; porque la justicia no permite, a cualquier cosa que sea, ni nacer ni disolverse; soltándola de sus cadenas, sino que la retiene en ellas, y el juicio nuestro sobre estas cosas está expresado en estos términos: ¿es o no es? Está juzgado, pues, como necesario, que una de las dos vías debe abandonarse como inconcebible e inexpresable (porque no es el camino de la verdad), y que la otra es real y verdadera. ¿Cómo, pues, podría ser en el futuro lo que es? ¿o cómo podría nacer? Si hubo nacido, no es; ni (es) si fuese para ser en el futuro. De esta manera queda cancelado el nacimiento, y no se puede hablar de destrucción (fr. 8, 5-21).
El destino lo ha encadenado a ser todo enteramente e inmóvil: para él, no son sino solamente nombres, todas las cosas que los mortales han establecido creyéndolas verdaderas, el nacer y el morir; el ser y el no-ser; el cambiar de lugar y el mudar del color brillante (fr. 8, 37-41).
7.    La unidad, indivisibilidad, homogeneidad.
No hay ni habrá nunca ninguna cosa fuera del ser, pues el destino lo ha encadenado a ser todo enteramente e inmóvil (fr. 8, 36-38). Ni es divisible, porque es todo igual; ni puede llegar a ser más en ese lugar (lo que le impediría formar un todo continuo) ni tampoco menos: sino que está todo pleno de ser. Y todo en él es continuo; porque el ser está en contacto con el ser (fr. 8, 22-25).
8.    La inmovilidad.
Además, es inmóvil en los confines de los vínculos potentes, sin principio y sin fin, pues el nacimiento y la destrucción han sido rechazados bien lejos, y la convicción veraz los ha rehusado. Y es siempre idéntico, y, permaneciendo en el mismo lugar, yace en sí mismo, y así permanece siempre constantemente en su lugar, pues una rigurosa Necesidad lo mantiene en las ataduras del límite, que lo mantiene firme por todas las partes (fr. 8, 26-31).
9.    Igual propagación en todo sentido (esfericidad del ser) sin impedimentos: el ser como esfera infinita.
Por lo que al ser no le es lícito ser incompleto, porque nada le falta, y siendo incompleto, le faltaría todo (fr. 8, 32-33).
Pues que tiene un límite extremo, es completo en todo sentido, semejante a la masa de una esfera redonda, de igual fuerza a partir desde el centro hacia todas las direcciones, pues no puede ser más fuerte o más débil en un lugar que en otro. Pues no hay nada que le impida extenderse igualmente, ni es posible que aquí haya más ser que allá, pues es del todo inviolable. Porque ahí donde en cada parte es igual, ejerce presión igualmente en los límites (fr. 8, 42-49).
[La forma esférica atribuida aquí al ser, quiere significar su completa homogeneidad, su extensión igual en todo sentido. Pero esta extensión igual, cumpliéndose "con igual fuerza a partir desde el centro hacia todas las direcciones" sin que nada pueda impedirla o debilitarla en algún punto, no puede encerrarse en una esfera limitada, cuya periferia constituiría un impedimento o una detención a la misma extensión, y supondría, más allá, el no-ser. De allí, pues, que la representación del ser delineada por Parménides, es la de una esfera infinita: o sea, tiene un significado dinámico y no estático.
10.Frente a la verdad está la opinión.  
Aquí termino mi discurso digno de fe y el pensamiento en torno a la verdad; de aquí en adelante, aprende las opiniones de los mortales, escuchando el orden engañoso de mis palabras (fr. 8, 50-52). Así, según la opinión, las cosas han nacido y ahora existen, y continuando, a partir desde ahora, después de haber crecido, llegarán a su término: los hombres han asignado un nombre determinado a cada una de estas cosas (fr. 19).