PARMÉNIDES DE ELEA.
Lo situamos
en 500 a. C.; escribió un poema sobre la naturaleza (Perí physeos), del cual solo
nos han llegado escasos fragmentos.
1. Rechazo del conocimiento sensible (contradicción
del ser y no-ser); único criterio: la
razón.
Yo
te alejo (…) de aquello (el camino de investigación) sobre lo que yerran los
mortales de dos cabezas, que nada saben, pues la insensatez dirige en sus
pechos el vacilante pensamiento. Y se agitan aquí y allá, mudos y ciegos,
tontos; muchedumbre de insensatos, para quienes el ser y el no-ser les parecen
lo mismo y no lo mismo, y el camino de todas las cosas se halla en direcciones
opuestas (fr. 6; versos 4-9).
[De dos
cabezas son denominados los hombres que se confían al testimonio de los
sentidos, por cuanto en la multiplicidad y variabilidad del devenir se
entrecruzan el ser y el no-ser y dos caminos en dirección opuesta: nacimiento y
muerte. Con razón se ha creído encontrar aquí una polémica contra HERÁCLITO, lo que no
excluye que esté dirigida también contra el devenir cíclico de los primeros
jónicos y de los pitagóricos, pues estos últimos concebían el ser como
resultante de opuestos, unidos por la armonía].
Pero
tú, aleja tu pensamiento de esta vía de investigación y que no te empujen en
ella el hábito empírico de dejar dominar el ojo desprovisto de un fin, y el
oído rumoreante y la lengua. Pero juzga con la razón, la prueba tan discutida,
afirmada por mí (fr. I, 33-37).
2. Las dos vías: o el ser o el no-ser.
Vamos,
yo te diré — y escuchando el discurso consérvalo en ti — las dos únicas vías de
investigación que se pueden concebir. La una, que (el ser) es y no puede no
ser: ésta es la vía de la Persuasión, porque se halla acompañada de la verdad;
la otra, que no es y que es necesario que no sea: y éste, te digo, es un
sendero en el que nadie aprenderá nada (fr. 4, 1-6).
3. Lo verdadero y lo falso:
Pues
tú no podrás conocer el no-ser — lo cual no es posible — ni podrías expresarlo
(fr. 4, 7-8). Es menester decir y pensar que el ser es, pues es posible que él
sea, pero la nada no es posible: esto es lo que te ruego que consideres. Pues
yo te alejo de esta primera vía de investigación (fr. 6, 1-3). La misma cosa es
el pensar y la existencia (de lo pensado) (fr. 5).
La
misma cosa es el pensar y pensar que es (el objeto del pensamiento) porque sin el ser, en lo que está expresado,
no podrías encontrar el pensamiento (fr. 8, 34-36).
PLOTINO
atribuye a Parménides la tesis de la identidad del ser y del pensar, y,
siguiendo esta dirección, intérpretes modernos han llegado a hablar de anticipación
de Descartes o Kant.
4. El ser es.
Un
solo camino le queda al discurso: que (el ser) es (fr. 8,
1-2).
5. Atributos del ser.
En
esto hay muchos indicios de que el ser es inengendrado
e indestructible, todo completo, único en su especie e inmóvil
y sin término (fr. 8, 2-4).
6. La eternidad
inmutable: carácter contradictorio e inconcebible del devenir.
Nunca
ha sido ni será, pues es ahora todo en conjunto, uno y continuo. En efecto,
¿qué origen buscarías para él? ¿Cómo y de dónde habría crecido? No te dejaré
decir ni pensar que provenga del no-ser, pues no es posible decir ni pensar que
(el ser) no sea. Y si viniese del no-ser, ¿qué necesidad lo habría forzado a
nacer antes o después? Así, pues, es menester que sea del todo o que no sea en
absoluto. Ni tampoco la fuerza de la verdad permitiría a cualquier cosa que
fuese nacer del no-ser o junto a él; porque la justicia no permite, a cualquier
cosa que sea, ni nacer ni disolverse; soltándola de sus cadenas, sino que la
retiene en ellas, y el juicio nuestro sobre estas cosas está expresado en estos
términos: ¿es o no es? Está juzgado, pues, como necesario, que una de las dos
vías debe abandonarse como inconcebible e inexpresable (porque no es el camino
de la verdad), y que la otra es real y verdadera. ¿Cómo, pues, podría ser en el
futuro lo que es? ¿o cómo podría nacer? Si hubo nacido, no es; ni (es) si fuese
para ser en el futuro. De esta manera queda cancelado el nacimiento, y no se
puede hablar de destrucción (fr. 8, 5-21).
El
destino lo ha encadenado a ser todo enteramente e inmóvil: para él, no son sino
solamente nombres, todas las cosas que los mortales han establecido creyéndolas
verdaderas, el nacer y el morir; el ser y el no-ser; el cambiar de lugar y el
mudar del color brillante (fr. 8, 37-41).
7. La unidad, indivisibilidad, homogeneidad.
No
hay ni habrá nunca ninguna cosa fuera del ser, pues el destino lo ha encadenado
a ser todo enteramente e inmóvil (fr. 8, 36-38). Ni es divisible, porque es
todo igual; ni puede llegar a ser más en ese lugar (lo que le impediría formar
un todo continuo) ni tampoco menos: sino que está todo pleno de ser. Y todo en
él es continuo; porque el ser está en contacto con el ser (fr. 8,
22-25).
8. La inmovilidad.
Además,
es inmóvil en los confines de los vínculos potentes, sin principio y sin fin,
pues el nacimiento y la destrucción han sido rechazados bien lejos, y la
convicción veraz los ha rehusado. Y es siempre idéntico, y, permaneciendo en el
mismo lugar, yace en sí mismo, y así permanece siempre constantemente en su
lugar, pues una rigurosa Necesidad lo mantiene en las ataduras del límite, que
lo mantiene firme por todas las partes (fr. 8, 26-31).
9. Igual
propagación en todo sentido (esfericidad del ser) sin impedimentos: el ser como esfera infinita.
Por
lo que al ser no le es lícito ser incompleto, porque nada le falta, y siendo
incompleto, le faltaría todo (fr. 8, 32-33).
Pues
que tiene un límite extremo, es completo en todo sentido, semejante a la masa
de una esfera redonda, de igual fuerza a partir desde el centro hacia todas las
direcciones, pues no puede ser más fuerte o más débil en un lugar que en otro.
Pues no hay nada que le impida extenderse igualmente, ni es posible que aquí
haya más ser que allá, pues es del todo inviolable. Porque ahí donde en cada
parte es igual, ejerce presión igualmente en los límites (fr. 8,
42-49).
[La forma
esférica atribuida aquí al ser, quiere significar su completa homogeneidad, su
extensión igual en todo sentido. Pero esta extensión igual, cumpliéndose
"con igual fuerza a partir desde el centro hacia todas las
direcciones" sin que nada pueda impedirla o debilitarla en algún punto, no
puede encerrarse en una esfera limitada, cuya periferia constituiría un
impedimento o una detención a la misma extensión, y supondría, más allá, el
no-ser. De allí, pues, que la representación del ser delineada por Parménides,
es la de una esfera infinita: o sea, tiene un significado dinámico y no
estático.
10.Frente a la verdad está la opinión.
Aquí
termino mi discurso digno de fe y el pensamiento en torno a la verdad; de aquí
en adelante, aprende las opiniones de los mortales, escuchando el orden
engañoso de mis palabras (fr. 8, 50-52). Así, según la opinión, las cosas han
nacido y ahora existen, y continuando, a partir desde ahora, después de haber
crecido, llegarán a su término: los hombres han asignado un nombre determinado
a cada una de estas cosas (fr. 19).
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