Notas para el seminario La Filosofía como Escuela de Vida [1]
La Lógica estudia la razón misma, en cuanto que es instrumento de la ciencia o medio de adquirir y poseer lo verdadero. Se puede definir, por consiguiente, como: el arte que dirige el acto mismo de la razón, es decir, que nos permite progresar con orden, fácilmente, y sin error en el acto mismo de la razón.
La Lógica estudia la razón misma, en cuanto que es instrumento de la ciencia o medio de adquirir y poseer lo verdadero. Se puede definir, por consiguiente, como: el arte que dirige el acto mismo de la razón, es decir, que nos permite progresar con orden, fácilmente, y sin error en el acto mismo de la razón.
Por lo tanto, la Lógica no
sólo procede, como toda ciencia, de acuerdo con la razón, sino que se refiere
al acto mismo de ésta; de ahí su nombre de ciencia
de la razón o del logos.
La razón no es una
facultad distinta de la inteligencia (o también entendimiento o intelecto).
Pero desde el punto de vista del funcionamiento de esta facultad, se llama a esta
más especialmente inteligencia cuando ve, capta o “aprehende”, y más
especialmente razón cuando por el discurso va de una cosa aprehendida a
otra.
Las tres operaciones lógicas.
¿Cuál es el acto propio de la
razón como tal? Razonar. Razonamos cuando pensamos, por ejemplo: Todos los
hombres son mortales, ahora bien, Sócrates es hombre, luego, Sócrates es mortal.
El razonamiento es la
operación más compleja de nuestro espíritu; razonando vamos de lo que ya
conocemos a lo que aún no conocemos, razonando descubrimos, demostramos,
hacemos progresar nuestra ciencia. La Lógica, que estudia la razón como medio
de adquirir la ciencia, debe considerar, por lo tanto, entre las operaciones
del entendimiento, ante todo el razonamiento.
Sin embargo, hay otras
operaciones de la inteligencia que la Lógica debe también considerar. Pero las
considera con relación al razonamiento, en función del razonamiento.
El acto de razonar es un acto
uno o indiviso, como el acto de hacer tres pasos hasta la meta.
El acto de razonar, sin embargo, es un acto complejo; es uno o indiviso,
pero no simple o indivisible (“distinguir para unir”); por el
contrario, está compuesto por muchos actos distintos ordenados entre sí. Cada
uno de estos actos tomado separadamente se llama un juicio (proposición). He
aquí otra operación del espíritu, anterior al razonamiento y supuesta por él.
Juzgar es afirmar o negar algo de
algo. Afirmar es unir, negar es dividir.
El acto de juzgar es un movimiento de pensamiento – traducido por la
palabra “es” –, que une dos nociones diferentes, expresadas por la palabra
sujeto y por la palabra atributo o predicado.
Cada una de estas nociones
responde a un cierto acto del espíritu llamado concepción, percepción
o simple aprehensión. He aquí por
consiguiente otra operación del entendimiento, que es anterior al juicio y
supuesta por él.
Concebir es formar en sí una
idea, en la cual vemos, captamos o “aprehendemos” alguna cosa. Este acto está
evidentemente en el origen de todo nuestro conocimiento intelectual; por ello
su importancia es capital. Por él un objeto de pensamiento se ofrece a la
mirada y a las captaciones de nuestra inteligencia. Sin embargo, en este acto
nuestra inteligencia no hace ninguna declaración de conformidad con lo real. Digamos,
por lo tanto, que nuestro espíritu, cuando hace acto de simple aprehensión, se
contenta con captar una cosa sin afirmar o negar nada de ella.
El acto de concepción o de
simple aprehensión es de este modo una operación primera, que no supone
antes de ella ninguna otra operación intelectual: constituye nuestra primera
operación intelectual.
Las tres operaciones del
espíritu humano son
la simple aprehensión, el
juicio y el razonamiento.
Determinado por
una semejanza del objeto,
recibido en los
sentidos gracias a la
abstracción, el espíritu forma o “dice” en sí
mismo una idea (o concepto
mental) en la cual ve, capta o aprehende
(simple aprehensión)
la esencia de alguna cosa. Además
están los juicios (proposición) y la argumentación (razonamiento).
División de la Lógica
La Lógica, como considera
ante todo el razonamiento, conviene dividirla con relación a éste. Hay que
distinguir en un razonamiento: la materia del razonamiento y la forma del razonamiento.
En razón de su forma el
razonamiento es correcto o incorrecto; en razón de su materia
dice verdad o falsedad.
De este modo, el razonamiento
Ningún hombre hace mal (I),
ahora bien, este criminal es hombre, luego este criminal no hace mal, es
correcto – la forma es buena, la conclusión está bien deducida –;
pero concluye lo falso – la materia es mala, porque es falsa la
proposición (I).
La Lógica es el arte que nos hace proceder con orden, fácilmente y
sin error en el acto mismo de la razón, y es necesario que se ocupe de la forma
y de la materia de nuestros razonamientos.’ De ahí su división en dos partes:
Pequeña Lógica o Lógica “formal” (Logica
minor) y Gran Lógica o Lógica “material” (Logica major).
La Lógica Menor estudia las condiciones
formales de la ciencia y analiza o “resuelve”, como se dice, el
razonamiento en los principios de que depende desde el punto de vista de su forma o de su disposición (Primeros
Analíticos de Aristóteles); enseña las reglas que es necesario seguir para que
el razonamiento sea correcto o bien construido, y que la conclusión
sea buena en cuanto a la disposición de los materiales.
La Lógica Mayor estudia las condiciones
materiales de la ciencia, y analiza
o resuelve el
razonamiento en los principios de los que depende en cuanto a su materia o a su contenido (Segundos
Analíticos de Aristóteles); muestra a qué condiciones deben responder los
materiales del razonamiento para que se tenga una conclusión sólida en todos los aspectos – no
sólo del lado de la forma, sino también del lado de la materia –, es decir, una
conclusión verdadera y cierta.
Aristóteles trata en los Primeros
Analíticos del razonamiento en su más alta generalidad, y de este modo
se eleva a la consideración de lo que hay de más formal en la actividad
discursiva: esta parte de la Lógica que descubre lo que es el razonamiento y
cómo debe proceder no importa cual sea
su contenido, y cual sea el uso (investigación o demostración) que hace
de él el espíritu, debe ser llamada Lógica
formal.
En los Segundos
Analíticos Aristóteles trata de las diversas especies de razonamientos
debidos a la diversidad de objetos o de “materias” sobre las cuales versa el
discurso. Esta parte de la Lógica, que descubre lo que son las diversas clases
de razonamiento en razón de su
contenido, debe ser llamada Lógica
material.
A decir verdad, la Lógica formal es más abstracta y por lo tanto
más difícil en sí misma que la Lógica material. Sin embargo, está presupuesta
por la Lógica material; y conviene empezar por ella la enseñanza de la Lógica,
con la condición de contentarse con una exposición relativamente sumaria (es lo
que los antiguos escolásticos llamaban Summulœ).
Por razones pedagógicas hemos llegado de esta manera a hacer de la Lógica
formal una Lógica Menor, mientras
se reservan para la segunda parte del tratado las cuestiones más difíciles,
referentes a los fundamentos de la Lógica, y de este modo la Lógica material se
transforma en la Lógica Mayor.
La Lógica Menor o Lógica de
la Razón correcta se divide en:
Lógica del Concepto
(1ª operación del espíritu)
Lógica de la Proposición (2ª operación)
El Razonamiento (3ª operación)
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