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martes, 5 de marzo de 2019

Introducción a la lógica aristotélica.


Notas para el seminario La Filosofía como Escuela de Vida [1] 
La Lógica estudia la razón misma, en cuanto que es instrumento de la ciencia o medio de adquirir y poseer lo verdadero. Se puede definir, por consiguiente, como: el arte que dirige el acto mismo de la razón, es decir, que nos permite progresar con orden, fácilmente, y sin error en el acto mismo de la razón.
Por lo tanto, la Lógica no sólo procede, como toda ciencia, de acuerdo con la razón, sino que se refiere al acto mismo de ésta; de ahí su nombre de ciencia de la razón o del logos.
La razón no es una facultad distinta de la inteligencia (o también entendimiento o intelecto). Pero desde el punto de vista del funcionamiento de esta facultad, se llama a esta más especialmente inteligencia cuando ve, capta o “aprehende”, y más especialmente razón cuando por el discurso va de una cosa aprehendida a otra.
Las tres operaciones lógicas.
¿Cuál es el acto propio de la razón como tal? Razonar. Razonamos cuando pensamos, por ejemplo: Todos los hombres son mortales, ahora bien, Sócrates es hombre, luego, Sócrates es mortal.
El razonamiento es la operación más compleja de nuestro espíritu; razonando vamos de lo que ya conocemos a lo que aún no conocemos, razonando descubrimos, demostramos, hacemos progresar nuestra ciencia. La Lógica, que estudia la razón como medio de adquirir la ciencia, debe considerar, por lo tanto, entre las operaciones del entendimiento, ante todo el razonamiento.
Sin embargo, hay otras operaciones de la inteligencia que la Lógica debe también considerar. Pero las considera con relación al razonamiento, en función del razonamiento.
El acto de razonar es un acto uno o indiviso, como el acto de hacer tres pasos hasta la meta. El acto de razonar, sin embargo, es un acto complejo; es uno o indiviso, pero no simple o indivisible (“distinguir para unir”); por el contrario, está compuesto por muchos actos distintos ordenados entre sí. Cada uno de estos actos tomado separadamente se llama un juicio (proposición). He aquí otra operación del espíritu, anterior al razonamiento y supuesta por él.
Juzgar es afirmar o negar algo de algo. Afirmar es unir, negar es dividir. El acto de juzgar es un movimiento de pensamiento – traducido por la palabra “es” –, que une dos nociones diferentes, expresadas por la palabra sujeto y por la palabra atributo o predicado.
Cada una de estas nociones responde a un cierto acto del espíritu llamado concepción, percepción o simple aprehensión. He aquí por consiguiente otra operación del entendimiento, que es anterior al juicio y supuesta por él.
Concebir es formar en sí una idea, en la cual vemos, captamos o “aprehendemos” alguna cosa. Este acto está evidentemente en el origen de todo nuestro conocimiento intelectual; por ello su importancia es capital. Por él un objeto de pensamiento se ofrece a la mirada y a las captaciones de nuestra inteligencia. Sin embargo, en este acto nuestra inteligencia no hace ninguna declaración de conformidad con lo real. Digamos, por lo tanto, que nuestro espíritu, cuando hace acto de simple aprehensión, se contenta con captar una cosa sin afirmar o negar nada de ella.
El acto de concepción o de simple aprehensión es de este modo una operación primera, que no supone antes de ella ninguna otra operación intelectual: constituye nuestra primera operación intelectual.
Las tres operaciones del espíritu humano sonla simple aprehensión, el juicio y el razonamiento.
Determinado poruna semejanza del objeto, recibido en lossentidos gracias a laabstracción, el espíritu forma o “dice” en símismo una idea (o concepto mental) en la cual ve, capta o aprehende(simple aprehensión)la esencia de alguna cosa. Además están los juicios (proposición) y la argumentación (razonamiento).
División de la Lógica
La Lógica, como considera ante todo el razonamiento, conviene dividirla con relación a éste. Hay que distinguir en un razonamiento: la materia del razonamiento y la forma del razonamiento.
En razón de su forma el razonamiento es correcto o incorrecto; en razón de su materia dice verdad o falsedad.
De este modo, el razonamiento Ningún hombre hace mal (I), ahora bien, este criminal es hombre, luego este criminal no hace mal, es correcto – la forma es buena, la conclusión está bien deducida –; pero concluye lo falso – la materia es mala, porque es falsa la proposición (I).
La Lógica es el arte que nos hace proceder con orden, fácilmente y sin error en el acto mismo de la razón, y es necesario que se ocupe de la forma y de la materia de nuestros razonamientos.’ De ahí su división en dos partes: Pequeña Lógica o Lógica “formal” (Logica minor) y Gran Lógica o Lógica “material” (Logica major).
La Lógica Menor estudia las condiciones formales de la ciencia y analiza o “resuelve”, como se dice, el razonamiento en los principios de que depende desde el punto de vista de su forma o de su disposición (Primeros Analíticos de Aristóteles); enseña las reglas que es necesario seguir para que el razonamiento sea correcto o bien construido, y que la conclusión sea buena en cuanto a la disposición de los materiales.
La Lógica Mayor estudia las condiciones materiales de la ciencia, y analiza o resuelve el razonamiento en los principios de los que depende en cuanto a su materia o a su contenido (Segundos Analíticos de Aristóteles); muestra a qué condiciones deben responder los materiales del razonamiento para que se tenga una conclusión sólida en todos los aspectos – no sólo del lado de la forma, sino también del lado de la materia –, es decir, una conclusión verdadera y cierta.
Aristóteles trata en los Primeros Analíticos del razonamiento en su más alta generalidad, y de este modo se eleva a la consideración de lo que hay de más formal en la actividad discursiva: esta parte de la Lógica que descubre lo que es el razonamiento y cómo debe proceder no importa cual sea su contenido, y cual sea el uso (investigación o demostración) que hace de él el espíritu, debe ser llamada Lógica formal.
En los Segundos Analíticos Aristóteles trata de las diversas especies de razonamientos debidos a la diversidad de objetos o de “materias” sobre las cuales versa el discurso. Esta parte de la Lógica, que descubre lo que son las diversas clases de razonamiento en razón de su contenido, debe ser llamada Lógica material.
A decir verdad, la Lógica formal es más abstracta y por lo tanto más difícil en sí misma que la Lógica material. Sin embargo, está presupuesta por la Lógica material; y conviene empezar por ella la enseñanza de la Lógica, con la condición de contentarse con una exposición relativamente sumaria (es lo que los antiguos escolásticos llamaban Summulœ). Por razones pedagógicas hemos llegado de esta manera a hacer de la Lógica formal una Lógica Menor, mientras se reservan para la segunda parte del tratado las cuestiones más difíciles, referentes a los fundamentos de la Lógica, y de este modo la Lógica material se transforma en la Lógica Mayor.
La Lógica Menor o Lógica de la Razón correcta se divide en:
Lógica del  Concepto  (1ª operación del espíritu)
Lógica de la Proposición (2ª operación)
El Razonamiento (3ª operación)




[1] Con la aportación de J. Maritain (en cursiva)

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