"Kant es el filósofo más importante de la Ilustración y su herencia aún está activa. (…) Entre sus obras más importantes y en las cuales fundamentalmente se define su pensamiento, encontramos la Crítica de la Razón Pura y la Crítica de la Razón Práctica. La razón pura es la razón teórica, la que produce la ciencia y la razón práctica es la razón moral. O sea, que la razón teórica tiene como cometido fundamental enunciar o formular los enunciados científicos. Estos enunciados son en realidad conclusiones de una determinada investigación, adecuadamente demostrada que se concreta en un enunciado verdadero. Un enunciado científico es un enunciado que aparece como verdadero en virtud de haberse aplicado el método científico correspondiente de manera rigurosa.
La razón moral es la que formula los juicios morales. Los juicios morales son decisiones de la voluntad basadas en la libertad. Podríamos decir que en el enunciado teórico la base es la razón (en sentido clásico, el lógos) y en el juicio moral la base es la voluntad libre del sujeto. Nosotros en la vida tomamos dos tipos de decisiones: decisiones teóricas y decisiones prácticas.
En la ciencia, la libertad no interviene. Por ejemplo, Descartes pensaba que respecto de la ciencia no hay que precipitarse; si es menester hay que abstenerse y así nunca nos vamos a equivocar. Pero sin embargo, en mis actos yo no puedo hacer eso, tengo que actuar, aún la abstención es una acción.
Yo insisto en que las decisiones morales o prácticas son apuestas, más o menos alocadas, pero son siempre apuestas. Precisamente cuando se suprime la libertad de los actos morales es cuando eres prisionero de ellos. Las buenas decisiones prácticas son aquellas que surgen de la libertad y las malas son aquellas donde la libertad está coaccionada y por lo tanto, según Kant, ni siquiera tienen valor moral. Lo teórico tiene que ver con la ciencia y lo práctico tiene que ver con la vida." (*)
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(*) AGÜERO MACKERN, E. Filosofía de la no-respuesta, Madrid, Fussion, 2018, pp. 179-180).
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