¿Y de lo contario, de qué deberíamos
hablar? ¿Del “ser”, de la esencia”, del no-ser”?
¿o de Dios, el alma, el espíritu? O mejor aún ¿de
la “luz”, la “energía”, el “más allá”?
Tematizamos filosóficamente la cuestión
crucial de nuestro tiempo: la crisis económica. Y esta es una cuestión
genuinamente filosófica. Nos encontramos ante un cambio de época y la filosofía
debe hacerse cargo de ello.
Hablar de economía es hablar de
filosofía. De metafísica solo se habla en la caverna y hace muchos siglos que
Platón, muy didácticamente, nos explicó lo que significa estar sumidos en la
ignorancia o en la evasión de la realidad. La realidad está fuera de la
caverna. En esa realidad todo está por estallar por causa de la avidez de los
poderes económicos y de sus vigilantes políticos.
Sigamos filosofando entre todos.
La verdad es intersubjetiva. No conozco la respuesta, pero sí puedo vislumbrar el camino. Y ello es
posible si planteamos adecuadamente el problema. Para comprender la actual
crisis de civilización debemos adentrarnos en la economía.
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