Extracto de una entrevista a Carlos París (1925-2014), Presidente
del Ateneo de Madrid, en relación al acto inaugural del pasado curso académico, en el cual disertó sobre “la época de
la mentira”.
(Basado en el artículo de ALEJANDRO
TORRÚS Madrid 18/10/2013. Público.es).
- Ha señalado reiteradamente en su
conferencia que el engaño ha estado presente a lo largo de toda la historia
pero que, sin lugar a dudas, es esta la época de la mentira. ¿Por qué cree que
el tiempo actual puede ser calificado como la época de la mentira?
- Por dos razones. Los medios de comunicación tienen más potencia
que nunca y están controlados por el poder por el coste que supone mantenerlos.
El otro motivo, más fundamental, es que la mentira se ha encarnado en nuestra
propia civilización. La estructura misma de la civilización es engañosa. Es
ficticia. Es mentira.
- ¿La civilización occidental actual
está basada sobre la mentira?
- Sí. Se proclaman los ideales de la Ilustración: la democracia,
el progreso, la igualdad, la libertad... y, sin embargo, se están traicionando
y aplastando estos ideales. Los indignados dicen: "Lo llaman democracia y
no lo es". Tienen razón. Entre las declaraciones teóricas y la realidad
hay un abismo de diferencia. La OTAN no es órgano que sirva a los intereses de
la justicia sino a los intereses de las clases dominantes. La ONU hacen aguas
por muchas partes. Tienen un Consejo de Seguridad no democrático constituido
por los grandes países que ostentan las armas de destrucción masiva y las
decisiones de la Asamblea General no son atendidas como se ve en el caso de
Israel y EEUU. "El capitalismo
productivo se ha convertido en un capitalismo especulativo, de casino,
financiero"
- Cuando ha enumerado esta serie de
instituciones asentadas en la mentira durante su conferencia también ha hecho
referencia a la economía. ¿Es la economía la mayor mentira de todas?
- Sí, ciertamente. Esta economía está ligada a la evolución del
capitalismo, que se ha convertido de un capitalismo productivo a un capitalismo
especulativo, de casino, financiero. La política que está siguiendo favorece a
las clases dominantes y los grandes países frente a las clases populares y los
trabajadores. Además, la aplicación de estas políticas está produciendo hambre,
miseria y está aumentando la mortalidad allá donde se aplican. De hecho, hay
toda una corriente crítica de economistas que denuncian estas políticas
oficiales sólo benefician a las minorías.
´¿Los mentirosos son conscientes de que
están mintiendo?
- Hay un fenómeno muy curioso que es el del mentiroso que acaba
creyéndose sus propias mentiras y mintiéndose a uno mismo. No descarto que a
fuerza de repetir estas mentiras acaban de alguna manera asimilándola. De todas
formas, siempre hay alguna dosis de cinismo. Es como los dirigentes, que no son
creyentes, pero que afirman que la religión es buena para el pueblo. Claro, la mente
humana en este sentido es muy compleja. Sartre hablaba de la mala fe y la mala
conciencia. Creo que hay un fenómeno de falsa conciencia y de autoengaño pero
partiendo siempre de una actitud de interés. Cuando se tiene interés en algo
uno tiende a engañarse y a pensar que este algo es bueno para todos.
- ¿Cómo se desenmascaran estas mentiras?
- El modo son las protestas populares a las que estamos
asistiendo. Creo que hace falta una movilización de la opinión pública mucho
mayor y también más medios de comunicación independientes. La destrucción, sin
embargo, de los medios de comunicación progresistas viene del siglo XIX, como
bien recoge Chomsky en un libro suyo. El problema es que la televisión sigue
teniendo un gran poder y sólo puede estar en manos de grupos que tienen mucho
poder. De hecho, la mayoría de las televisiones de la TDT son completamente
reaccionarias.
- También ha afirmado en su conferencia
que en esta época de la mentira, el país más desarrollado en el fenómeno de
vivir sobre un suelo de mentiras es España. Debo preguntarle otra vez por qué.
- En España se ha ocultado lo mejor de la historia de España, como
fue la II República, la lucha por defenderla y la lucha contra la dictadura.
También se ha ocultado la represión del franquismo y esta versión de la
historia se ha llevado al diccionario de la Real Academia de Historia pasando a
ser una especie de versión oficial. Todos los países que han sufrido dictaduras
han juzgado a sus responsables. En Alemania o Italia no se concibe que haya
símbolos recordando la etapa fascista y nazi. En España, con plena impunidad,
se sigue defendiendo el fascismo y ocultando la verdad. Las fosas sin
desenterrar y la expulsión del juez Garzón de la carrera judicial son
significativas de la magnitud de la mentira en España.
- ¿Esta es la única mentira?
- No, no. Mentiras se pueden sacar todos los días. Las
declaraciones de empresarios que oímos tan frecuentemente, sin ir más lejos,
suelen ser mentira. O la afirmación del ministro Montoro de que los sueldos
continuaban subiendo. Este caso es un ejemplo de cuando la mentira te lleva al
ridículo. Pero se nos está diciendo sistemáticamente que se va a crear empleo y
que vamos a salir del túnel, que ya se ve una luz y que el panorama está mejor.
Todas estas afirmaciones tratan de fomentar ilusiones en la gente y engañarla.
Antes te adoctrinaban para tener fe en otra vida después de esta, ahora te
hablan de una vida futura en esta tierra, pero no se ve que caminemos hacia
ella.
- ¿Qué nos queda de verdad?
- La verdad está en el pueblo, en las masas, en que estas masas
salgan del engaño. Creo que hay un descontento generalizado, no solo de los
indignados. Las huelgas son constantes por Sanidad y por Educación. El
descontento está en la realidad. Ahora hace falta que ese descontento se
canalice y que, además, se totalice, que no sea sectorial. Hace falta una
protesta unitaria. Esta protesta, además, tiene que articularse políticamente.
- ¿Con qué objetivo?
- Llegar al poder. Hay que pensar en dos maneras de remediar este
descontento. Uno seria la III República. La República debe ser el medio por el
que salir de esta situación de engaño. El otro es la colectivización de los
medios de producción. Una sociedad democrática es aquella que tiene los medios
de producción y de comunicación en manos de la colectividad y no en manos de
una minoría. Con una República se superarían gran parte de estos vicios y
corruptelas que heredamos del franquismo.