Cuando hablo de ‘utopía’,
uso el término en todo su rigor etimológico. Este vocablo proviene de la
conjunción de los términos griegos ou y topos. El primero
corresponde a la negación, ou = no; el segundo se puede traducir como
lugar, sitio y también como ocasión, posibilidad, oportunidad. Por tanto, la palabra española utopía querría decir literalmente: ‘lo que no
tiene lugar’, lo que no tiene realidad. Pero si ahondamos en su sentido
semántico más profundo y también en los usos contextuales del término y sus
implicaciones pragmáticas, podríamos definir una utopía como aquello que ‘aún’
no tiene lugar. Con esto queremos expresar que si ‘aún’ no tiene lugar, es que
puede tenerlo. La propia palabra utopía crea un estado de ánimo que nos orienta
hacia algo futuro pero posible. Para indicar algo irrealizable, en español,
usamos la palabra quimera.
Focalizando el tema como indica el profesor y ciñéndonos exclusivamente a los textos tratados quiero comentar que a mí la palabra UTOPÍA me genera siempre un sentimiento positivo.
ResponderEliminarAlgo sobre lo que debo reflexionar por si necesito hacer un cambio respecto a ciertos criterios.
Sin embargo la QUIMERA me genera sentimientos negativos pues la percibo como una ficción o fantasía que no me va a aportar más que problemas.
Creo que las utopías mueven el mundo y las quimeras elucubran sin demasiados fundamentos.
O...no?
M@ Carmen Vázquez
Estoy de acuerdo contigo Carmen, Además ese es el sentido que quise darle en mi intervención.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.