Cuarta sesión del SEMINARIO IBEROAMERICANO DE FILOSOFÍA. México, Argentina, Brasil, Paraguay y España.
Comentarios sobre El Banquete y la alegoría de la caverna (La República, libro VII), ambas obras de Platón.
La filosofía de por sí puede cambiarnos la vida. Todos somos filósofos, solo tenemos que ejercer lo que somos. Cuando relaciono los términos "filosofía" y "terapia" no es tanto porque crea que exista una terapia filosófica como una alternativa a otros tipos de terapia, sino porque pienso que la filosofía en sí misma es terapéutica.
Comentarios sobre El Banquete y la alegoría de la caverna (La República, libro VII), ambas obras de Platón.
ES LO MISMO PENSAR Y SER. (1)
Esquema del tema que trataremos esta semana.
+ La pregunta fundamental ¿Qué es el ser?
Los orígenes: Parménides. Estructura lógica de su pensamiento e interpretación de la misma.
+ Problemas de traducción.
+ «las doncellas que antes habían abandonado las mansiones de la noche hacia la luz y se habían quitado de la cabeza los velos con sus manos».
Verdad como «desocultamiento».
+ «las únicas vías de investigación que son pensables... que el ser es y no es posible que no sea» (traducción literal).
Los primeros principios lógicos: el principio de identidad y el de no-contradicción.
+ La clave del poema de Parménides: «pues es lo mismo pensar y ser» (το γαρ αυτό νοείν εστίν τε και είναι).
+ Características del ser.
El ser es la naturaleza (physis). La naturaleza es ‘todo lo que está’ y fuera de la naturaleza no hay nada.
El universo, según los griegos, no tiene ni comienzo ni fin y eso no quiere decir que sea infinito.
El ser tiene límites, aunque nada lo limita; él es su propio límite, está cohesionado en y por sí mismo.
+ Dos términos que aquí no debemos usar: ‘infinito’ y ‘nada’. Tampoco ‘principio’ y ‘fin’.
+ El ser no es material porque lo material es, precisamente, lo ‘divisible’. El vocablo ‘ser’ como ‘concepto’ o ‘término’.
El ser es ‘inteligible’(El ‘no-ser’ se conoce a través de los sentidos).
Todo tiene su propia lógica y cohesión basada en la diké (δικέ) —equilibrio, justicia— y en la ananke — (ανάγκη) —, la necesidad.
+ Los milesios: la arjé y los cuatro elementos o el átomo —lo indivisible—. Parménides: el ‘ser’ y los pitagóricos: la ‘cantidad’.
+ Comentario de la sentencia parmenídea «es lo mismo pensar y ser».
¿Se puede entender como que solo se puede pensar en lo que es, en lo que está? ¿Es posible pensar en lo que ‘no está’ o lo que ‘no es’ de alguna manera?
+ Hay una correspondencia entre ser y pensar, o entre conocer y mundo y de ahí no nos podemos salir.
No existe la realidad en sí. Y en todo caso lo que es en sí no lo conocemos, ni lo conoceremos jamás. ¿Qué es la naturaleza en sí misma sin que nosotros la conozcamos?
+ Este pensar constituye la epistéme, la que solo le interesa lo estable, lo inestable y cambiante siempre es anecdótico.
+ Otra interpretación de la identidad entre pensar y ser (Poema de. Machado).
+ Heidegger en ¿Qué significa pensar? nos da otra pista.
+ Pensar es buscar el sentido. Es lo mismo buscar el sentido (pensar) que encontrar el sentido (ser). Somos buscadores de sentido.
«Ser» también es «fundamento».
+ Dos facetas de la filosofía: filosofía como epistéme, y filosofía como ‘actitud interrogadora’.
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1 Esquema relacionado con el capítulo 1 (pp.19-37) de AGÚERO MACKERN, E. Fundamentos de Filosofía. La pregunta por el sentido. Madrid, CFE, 2020.
La filosofía se hace cargo de la actual crisis de nuestra sociedad (*)
Una crisis es en realidad una periodo de cambio y todo cambio abre un amplio abanico de posibilidades y nos da la oportunidad de abrir nuevos derroteros.
Toda crisis implica una situación de cambio y catarsis que provoca la necesidad de pensar. Cuando se interrumpe la vida normal (un divorcio, entrar en el paro, un cambio de trabajo, la desaparición de un ser querido …) se abre un periodo nuevo y es la oportunidad de realizar cambios en nuestra vida. Aunque a veces optamos por replegarnos en vez de enfrentar la situación y adoptamos una actitud pasiva al no asumir nuestra responsabilidad, cargando todas las culpas al Estado o a otras instancias abstractas. Es así como muchas personas se sumen en el pesimismo y el desaliento, no porque quieran sino porque el propio entorno las empuja. Están faltos de motivación tanto personal como socialmente. En España el "estado mental social" nos determina aún más que el estado mental personal y esto nos lleva a una filosofía equivocada en la que prima el miedo al fracaso. Y si este miedo es generalizado y se convierte en endémico, nuestro futuro se ve seriamente comprometido.
Ante esta situación es necesario diferenciar entre "nivel de vida" y "calidad de vida". Hay que reducir el nivel de consumo (consumo responsable) ¿Cuántas cosas que compramos nos producen verdadera satisfacción? Reducir el consumo no tiene por qué significar un descenso en la calidad de vida, sino que puede resultar todo lo contrario. Es urgente, entonces, profundizar en la pedagogía de la austeridad.
El inicio de este siglo fue testigo del incremento de los precios de las materias primas tras su abaratamiento en el período 1980-2000. Pero en 2008, este incremento —particularmente, la subida del precio del petróleo — aumentó tanto que comenzó a causar verdaderos daños económicos generalizados, sobre todo en el Tercer Mundo.
En España la crisis ha surgido, como no podía ser de otro modo, por estos factores y ante esta situación todos piensan en seguir haciendo lo mismo que antes. Sin embargo hasta que no se cambie de mentalidad (de filosofía) no se abrirán nuevas perspectivas.
Una de las principales consecuencias que tiene la crisis sobre la economía española es el fuerte crecimiento del paro. Durante el 2008 un gran número de empresas presentaron expedientes de regulación de empleo. El sector de la construcción fue uno de los más perjudicados debido al fin del boom inmobiliario y a la posterior caída de las ventas. Los efectos de la crisis económica también han tenido un fuerte impacto en el sistema financiero. Los impagos de numerosas empresas y particulares, junto a la mala gestión, ha llevado a la intervención de algunas entidades financieras por parte del Estado. La crisis también se dejó notar de una manera notoria en el funcionamiento de los servicios públicos: principalmente la sanidad, la educación, el sistema judicial, las políticas de vivienda, etc.
En febrero de 2008 la inflación subió a niveles históricos en todo el mundo, sin embargo en 2009 el problema fue el inverso: el panorama económico apuntaba a la deflación, lo que llevó a fijar el tipo de interés prácticamente en el 0%. Actualmente estamos en tasas de interés negativo.
Mientas escribo estas líneas estamos próximos (a finales de octubre de este año) a la consumación de la segregación definitiva de Gran Bretaña de la Unión Europea (el llamado “Brexit”). Y aún no se sabe si será una salida pactada y respetando la normativa europea –que también había firmado el Reino Unido- o se impondrá una salida abrupta y sin acuerdo. Esta última alternativa, según los especialistas, tendrá unas consecuencias catastróficas, no solo para los ciudadanos británicos, sino para toda Europa.
A este panorama habría que añadir el fracaso de la política, la corrupción de la misma y la profunda crisis ecológica que nos aboca al cambio climático y al calentamiento global.
La causa principal de la crisis debemos encontrarla en el propio sistema económico internacional imperante, que se destruye a sí mismo y constituye una peligrosa maquinaria aniquiladora de consecuencias imprevisibles y que pueden ser catastróficas si no ponemos remedio a la situación que produce tantos desequilibrios en la sociedad y tantas desigualdades entre las personas.
Períodos de crisis como estos, forman parte de la propia dinámica del sistema capitalista que no se detiene ni ante el hambre de millones de personas ni ante la destrucción del equilibrio natural del planeta. La inmensa mayoría de pobres que hay en el mundo siguen viviendo en la condiciones miserables que lo han hecho hasta ahora sin ser conscientes de que cuando les llegue la resaca de la crisis del mundo rico, sus consecuencias se verán reflejadas en una menor expectativa de vida, aumento de las enfermedades y creciente mortandad infantil. Lo cual significa que para la mayoría de la humanidad la crisis se traducirá en desolación y muerte.
La crisis actual debemos interpretarla en clave de irresponsabilidad e insolidaridad, en muchos casos, responsabilidad culpable, criminal y suicida al mismo tiempo. Baste solo hacer un repaso de los sueldos de los altos ejecutivos de la banca y de las multinacionales, cuyos contratos blindados y su inmoral reparto de beneficios evidencian enormes injusticias, cuando en sus mismas empresas se están recortando personal y salarios mandando trabajadores al paro, sin salida a corto plazo.
Llegados a este punto, hay que aclarar que solo he delineado las características principales de la actual crisis en el aspecto económico, y sin embargo he apuntado apenas sus consecuencias en otros ámbitos de la vida personal y social.
Propuestas para el debate:
El consumo responsable, fomentar nuevos hábitos de alimentación y de actividad física, la economía sostenible, las energías renovables, la reforma profunda del sistema educativo, la eficacia del sistema sanitario. la urgente y necesaria reforma del sistema judicial y el funcionamiento de la justicia. Propiciar la vuelta al campo y a las pequeñas ciudades, la vivienda de alquiler, los cultivos ecológicos...
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* Ver: AGÜERO MACKERN, Eduardo, Filosofía y Terapia, Visión, Madrid, 2019 (pp.73-76).
Tres Cantos (Madrid).