En
principio quiero daros las gracias a todos por que aprendo muchísimo cuando leo
vuestras entradas.
Últimamente
se hablaba del jardín de Epicuro, su modo de estar en el momento de crisis que
le tocó vivir, su inteligente manera de cuidarse cuerpo y alma y de buscar
aquellos placeres profundos, los del alma.
¿Podemos
nosotros hacer lo mismo? ¿es tiempo de retirarnos a nuestro jardín? ¿cómo
afrontamos la crisis que nos toca vivir?
Creo
que sí es válida la idea de retirarse pero no a un jardín físico sino a nuestro
jardín interior. Retirarnos del mundanal ruido aún estando en el meollo,
retirarnos a nuestro profundo yo para, desde allí, actuar de la manera más
auténtica. Salir del mundo, para ayudar al mundo.
Volver
nuestra mirada a nuestro ser para sabernos eso precisamente, ser. Y, desde ahí
(desde la primera intención) poder empezar a reconocernos como humanidad, a
comprendernos. Y con esta comprensión profunda que provoca el hecho de
reconocernos como lo mismo, amarnos (en el sentido más profundo del término
Amor)
La
comprensión (y, no hablo de justificación en un sentido moral) nos llevará por
el sendero que tiene dos sentidos al mismo tiempo; la comprensión, digo, nos
llevará hacia nosotros mismos (el sí-mismo) y hace el ser-otro. Ahí, puede
darse un nuevo mundo por qué hay una nueva mirada y es, en definitiva, mi
propia mirada la que crea mi mundo, que no pre-existe al margen de mí; de igual
modo que no pre-existe el reflejo en el espejo al margen del cuerpo que
se mira en él.
Silvia Artigues
Una vez más debo agradecer a Silvia su valiosa colaboración. Su texto es profundo y esclarecedor.
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